12 títulos mundiales avalan su esfuerzo y calidad
Ganar 12 Mundiales no es tarea fácil en ningún deporte. Y menos, hacerlo en tan solo 15 años. Al alcance de pocos es llegar a tal proeza y excelencia deportiva como la que ha protagonizado el CPA Olot.
El conjunto entrenado por Ricard Planiol y Ester Fàbrega han hecho fácil lo que es prácticamente improbable: ganar, ganar y volver a ganar. Sin perder las ganas, la ambición y la ilusión.
El relato dorado del conjunto gerundense nace en el año 2004, concretamente el sábado 20 de noviembre. Tras ser campeones de Europa, el CPA Olot se alzó como mejor conjunto mundial con su ‘Libertad’.
Su gran puesta en escena y una ejecución exquisita, les permitieron representar con éxito su ‘show’: el camino hacia la libertad que finalizó con la gran puerta que se abrió para dejar atrás la esclavitud.
“Fue un campeonato muy bonito, pero con una anécdota curiosa”, comenta Ricard Planiol. “Tuvimos que competir con los jueces colocados en el eje corto, cuando en Europa se compite en el eje largo”, añade el técnico nacional. “Fue el último año pero tuvimos que encarar nuestra coreografía hacia ese eje, porque en Sudamérica competían así”, concluye.
Ganar se convirtió en su ‘rutina’
Tras el fantástico ‘Libertad’, el CPA Olot conquistó los parqués mundiales con ‘Instinto Animal’ (2005); ‘Diferente’ (2006); ‘Muy Frágil’ (2007); ‘Seducción’ (2009); ‘Paso Abierto’ (2010); ‘No hay nada imposible’ (2013); ‘Respira’ (2014); ‘Sobrevivir’ (2015); ‘Sácame de aquí’ (2016) y ‘Soy inocente' (2017).
Hasta su ‘Sin opciones’, en 2018. Su último, hasta la fecha, oro internacional. La localidad francesa de Mouilleron Le Captif fue testigo de una actuación, un año más, espectacular, obteniendo puntuaciones que llegaron al 10 en B.
Tras 12 campeonatos del mundo, Planiol cree que tal éxito “no genera vértigo”. “Te acostumbras a estar en el filo de lo imposible hasta que no salen los resultados que tú quieres, esto nos enseña a perder y a saber levantarnos”, añade.
Firme en sus creencias, el entrenador afirma que “si nos gusta y apasiona lo que hacemos no nos hunde una derrota, nos ayuda a mejorar y a reintentarlo”.
“Cada año partimos de cero y, a pesar de tener posibilidades, no podemos poner la mano en el fuego en términos de victoria”, expone. “Tenemos que enseñarles aspirar y soñar con un objetivo”, finaliza.