17 de ABRIL 2020
FOTO: Teresa Torrents - Archivo
La primera vez siempre es muy especial. El Campeonato del Mundo de 1994 mostró el camino a la selección con más éxitos del deporte femenino español. La Real Federación Española de Patinaje recuerda con mucho cariño y emoción esa generación de jugadoras que marcaron una época y establecieron las bases de la selección que el pasado verano sumó su séptimo mundial en los World Roller Games de Barcelona.
En octubre de 1994, las jugadoras entrenadas por Miquel Umbert viajaron a la localidad portuguesa de Tavira con el objetivo de mejorar el séptimo puesto obtenido en el Mundial inaugural, celebrado el 1992 en Springe (Alemania). El combinado nacional afrontaba su segundo gran desafío. Un total de 19 selecciones mundiales participaron en una competición que duró del 3 al 9 de octubre. España, inicialmente encuadrada en el grupo A, hizo una primera fase perfecta tras ganar los cuatro partidos disputados con 25 goles a favor por solo uno en contra. Tampoco encontró oposición en cuartos de final (4-0 contra Estados Unidos); ni en semifinales (idéntico resultado ante Japón). En la final, España se enfrentó a Canadá, equipo que defendía el título obtenido en el primer Mundial de 1992. Cabe recordar que, como dato curioso, la selección canadiense jugaba con patines en línea. Las jugadoras españolas vencieron a la selección de Canadá por 5-3 y levantaron el primer trofeo de campeonas del mundo.
Teresa Torrents fue una de las jugadoras que formó parte de la primera selección femenina que ganó el primer Campeonato del Mundo para la RFEP:
“Éramos una selección muy joven y en el primer Mundial nos encontramos con equipos con un nivel muy alto. Después de la primera experiencia, hicimos una muy buena preparación en el CAR de Sant Cugat para estar en las mejores condiciones para nuestro debut en Tavira”.
“Recuerdo que las selecciones que más me sorprendieron fueron Japón y Canadá. La selección nipona disputó un partido muy serio y trabajado ante nosotras. En la final, nos encontramos con Canadá, un equipo muy físico y que era la gran favorita. Además, las canadienses jugaban con patines en línea. Nosotras planteamos un encuentro con muchas frenadas cortas y cambios de ritmo. Hicimos un partido perfecto y conseguimos la gesta”.
“Actualmente, el hockey sobre patines femenino ha evolucionado mucho. El juego es mucho más rápido y ofensivo. Es un deporte que goza de una gran salud pero tenemos que seguir trabajando entre todos porque esto siga mejorando”.
“Echo la vista atrás y se me dibuja una sonrisa cuando recuerdo todo lo vivido. Si me tuviera que quedar con alguna cosa sería con la amistad que hicimos con todo el grupo, hemos vivido muy buenos momentos juntas. Las compañeras se convirtieron en grandes amigas”.
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